La sociedad evoluciona, y nuestra forma de consumir también lo hace. Hace unos años, en la consolidación de la sociedad de consumo, el cliente se limitaba a comprar los productos que las marcas lanzaban al mercado. En cambio, en la actualidad el consumidor se mueve y busca. La realidad es que el usuario tiene el poder como nunca antes.
El consumidor actual llega hasta una marca de dos formas: proactiva y reactiva. La primera tiene una necesidad de buscarla. En la segunda la encuentra porque ha llegado voluntariamente a un contenido interesante para él o bien porque se ha encontrado con ese contenido por accidente. Razón de más para que las marcas corran a mostrar su lado más humano.
Te voy a dar un dato interesante: El 95% de los consumidores reconocen en un estudio reciente que su decisión final de compra ha sido tomada después de investigar por internet. Y el 60% valora opiniones de otros clientes a la hora de decidirse. Confiamos más en las personas a la hora de dar credibilidad a lo que se cuenta.
Una buena experiencia con una marca es una oportunidad única para posicionarla en el mercado. Eso sí, ten en cuenta que las malas experiencias se comparten mucho más que las buenas. Hay que contar desde el principio con esos haters.
En definitiva, al consumidor hay que verlo no solo como alguien que puede consumir tu producto, sino como una oportunidad única de amplificar la experiencia. De esta forma estarás un paso más cerca del éxito.
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